domingo, 2 de mayo de 2010

La vida cabe en un click?

Pensaba en las relaciones virtuales. Una gran amiga me dijo algo que me hizo un gran ruido " es la única forma en que nos contactaremos en el futuro!".
Es verdad, (y digo esto aclarando la voz y mirando pá abajo) que más de una vez escuche sobre diálogos cibernéticos entre personas que no se hubieran preguntado ni la hora en un bar, y seguramente de otra manera no se hubiese producido ese encuentro.

Hoy sobran posibilidades de encontrarnos, virtualmente, a un click de distancia.
Pero hasta que punto nos encontramos realmente?
¿O acaso no escucharon sobre historias que parecían maravillosas, románticas, entretenidas, y que se disolvieron como azúcar en el agua cuando el botón del ENTER desapareció entre ellos?
Para los tímidos, la salvación.
Ni hablar del encanto erótico que para muchos tienen los diálogos desde el teclado.La libertad de expresión sin tener que sostener una mirada.

Los mensajes de amor, regalos virtuales, máscotas, juegos y canciones compartidas.
Todo puede ser muy divertido.
Quizás mi amiga tiene razón y hemos decidido ser una sociedad virtual y paralela.
Yo en parte me niego, y digo en parte porque no dudo de su ayuda en momentos de soledad, nostalgia o una distancia geográfica difícil de vencer.
Pero sigo sosteniendo eso de que "una mirada vale más que mil palabras" pero una mirada a los ojos, no a una pantalla.
Necesito de la química.
Sigo esperando gestos y no íconos.
Quiero construir recuerdos, no almacenar diálogos o mails.
Dar besos y no mandarlos.
Aunque a veces "la vida cabe en un click" creo que un poquito puede quizás hasta ser necesario, pero no quisiera olvidarme que la vida real empieza cuando la pantalla dice off.

6 comentarios:

amaliovilla dijo...

exacto.
todo sirve, por ejemplo, si la distancia es un inconveniente.
pero si vivís en la misma ciudad y te ves más por la pc que en persona...
besos! (virtuales, no me queda otra)

Cari dijo...

Hay que hacer uso pero no abuso! ya nos veremos por ahi Amaliovilla! otros besos virtuales de aqui para allá.

Martin Pannari dijo...

mmm... es todo muy cierto.
nosotros los tímidos... (en realidad es mucho mas que eso solo) encontramos una gran ayuda en el mundo vortual.
de hecho, la única vez que tuve un noviazgo, fue con alguien a quien conocí a traves de internet.

..


estoy perdido

Anónimo dijo...

“Y cada día le pregunta a su noche
qué es lo que haría en su mismo disfraz.”

Muchas cosas hicieron prosperar la red, una de ellas es el disfraz. Cualquiera puede decir lo que quiera y a quien quiera; y más aún, se puede ser otros y ninguno. Este anonimato genera impunidad, una impunidad liberadora y libertaria. ¿Qué haría en un disfraz? ¿Qué diría? Lo privado y lo público guardan semejanza con un iceberg: la parte oculta es la de mayor proporción, es más lo que se guarda que lo que se arroja al mundo por mucho que se arroje. La vida interior es un vuelo, y la pública (con sus formas, modales, rasgos de civismo y civilidad) una cárcel. El disfraz rompe atavíos y permite la fuga, brinda la posibilidad de ir en cada palabra, de salir en cada pensamiento. Si el verdadero “yo” es el que se libera, entonces el disfraz tal vez no sea este que ofrece la virtualidad sino el otro, el que se luce todos los días ante los demás.
Uno vive disfrazado, presentando un fantasma, un ser que no existe, un compendio de virtudes ayuno de todo defecto, una versión mejorada de uno mismo, una proyección. La esfera de lo amoroso conoce mucho de esto sin necesidad de virtualidad alguna: toda relación se da entre disfrazados, todo enamoramiento es entre fantasmas. Solo el tiempo corre el velo que permite ver realmente al otro, conocer lo que es y no lo que dice ser, cimentar el amor y parir otro tipo de enamoramiento (uno que como olas viene y va, meciéndonos cuando nadamos ya en esas turbulentas aguas que son el amor, cuando no hay fantasmas). Desarticulado el disfraz lo que queda es uno, no hay flores de brillantes colores para engañar abejas, la promesa de miel está a la vista.
Servida la miel la distancia plantea un problema, porque como bien dice no se ama solo con la mente como tampoco se ama solo con el cuerpo. El amor como al agua sabrá encontrar un camino. Y si es verdadero mantendrá agitadas sus aguas, para seguir nadando y ahogándose en ellas.

El Anónimo de la vez pasada.

Cari dijo...

Martín: No creo que este mal conocer a alguien a partir de un chat, en realidad, lo que esta bien o esta mal es relativo. Mientras seas feliz!

Cari dijo...

Anónimo de las veces pasadas:
No.
Por favor, no.
Yo no quiero disfraces, ¿quién los quiere en realidad?, dejemos a los maniquíes en las vidrieras, bienvenidos los defectos, lo hermosamente imperfecto, las dudas, el miedo y el placer del intento.
Si para vencer la estructura que me impide ser feliz necesito apretar enter, bienvenido sea lo virtual, pero temo que para muchos es un trampa, una flauta mágica camino a Ítaca.
Quien no responde al deseo propio, difícilmente pueda ajustar sus ropajes a lo establecido, o bien lo hará de manera poco satisfactoria, (y terminara pagando una gran suma al psicoanalista).
Seguramente lo auténtico es más arriesgado, y es sabido, que nadie se detiene a aplaudir a quien va en contra de lo establecido, lo socialmente correcto, o lo que responde al mandato familiar.
Por otro lado, tampoco tendríamos que comernos el papel.
Lo excéntrico se vuelve ridículo, e incluso se corre el riesgo de rotularse como un “snob” o un “freak”.
Y lo que me parece más triste aún, es cuando lo diferente transforma a la persona en un ser inalcanzable, creo que la soberbia es un mosca en la sopa.
Y dudo de que se pueda regresar de allí.

Es mucho más laburo no ser auténtico, uno se vuelve más infeliz.
Es mucho más laburo, andar buscando disfraces, es más caro, lleva más tiempo, y todo para después sacárselo y cruzar los dedos ante la mirada evaluatoria del otro al vernos desnudos.
Yo prefiero pensar en los disfraces en el carnaval, lúdico y mágico.
Bienvenida la vida en pelotas mi querido Anónimo!
Seguramente uno se vuelve más solo, pero sin soledad.
Quizás se tenga una soledad soportable (de esas que le permita pedir una pizza sin pensar que ocho porciones es demasiado para una "sola" persona).
Disfrute su comentario.
Que sea feliz y coma pizza.

P/D: extiéndase lo que guste que hasta donde yo se, es gratis.