domingo, 18 de abril de 2010

Buenos Aires



Antes,yo te buscaba en tus confines
Que lindan con la tarde y la llanura
Y en la verja que guarda una frescura
Antigua de cedrones y jazmines.
En la memoria de Palermo estabas,
En la mitología de un pasado.
Con su mano y sortija. Te sentia.
En los patios del Sur y en la creciente
Sombra que desdibuja lentamente
Su larga recta, al declinar el día.
Ahora estás en mi.Eres mi vaga suerte,
Esas cosas que la muerte apaga.
Y la ciudad , ahora es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esa puerta he visto los ocasos
Y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aqui el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí mi sombra en la no menos vana sombra
final se perderá,ligera.
No nos une el amor sino el espanto:
Sera por eso que la quiero tanto.

El otro, el mismo
JLB.

5 comentarios:

Cari dijo...

La foto es de la calle Sargento Cabral,a pasitos de la estación de subte ( linea C ).
La foto es mia , =)

Cari dijo...

Y aguante Jorge Luis loco!

Anónimo dijo...

Cuando leí a Borges por primera vez me causó tal fascinación que me costó salir de ella, encontrar otras lecturas placenteras. Nada es lo mismo después de Borges. Estaba atrapado en sus formas, en sus letras, en su imaginación. La autoconciencia no alteraba el estado de las cosas: igual que en el amor, era el más feliz de los esclavos, saberlo no cambiaba nada. Lentamente y con la ayuda de muchos, y del mismo Borges aunque parezca contradictorio, pude encontrar nuevamente la sorpresa y la maravilla en otros libros.
Creo que hay placeres literarios y está Borges. Hoy lo leo con cautela. Sé que en sus escritos puede estar la trampa que me atrape para siempre, que me condene a una dulce reiteración.
Cualquier eternidad por poco que dure es el infierno.

El Anónimo de la vez pasada.

Martin Pannari dijo...

que rico un caramelo de uva!
je

Cari dijo...

Anónimo de las veces pasadas:
Si, si y si! Jorge Luis me tiene en sus manos,lo olvido, me enoja , me sigue , lo perdono, lo amo, vuelve a mi y me deja de nuevo, en mil maneras.
Es una novela de sus novelas.
No lo entiendo y me entiende, discutimos sin hablar, y vuelvo a encontrar el placer de leerlo.
Siento que los demás escriben, Borges hace otra cosa. Por lo menos conmigo.
El infierno está embriagador.
Saludos, un gusto, como siempre.